La colegiala creó un cuarto de seducción y misterio en el apartamento, provocando la anticipación de momentos íntimos con su compañero.
El apartamento era tan pequeño que cada vez que la hijastra de Antonio se agachaba, terminaba frotando su trasero contra él.
El amigo, con su mirada intensa y sus gestos seductores, se convertía en una irresistible tentación en el cuarto íntimo del apartamento.
El apartamento era tan pequeño que cada vez que la hijastra de Antonio se agachaba, terminaba frotando su trasero contra él.