La madrastra de su amiga le enseñó a su hijastrastra cómo darle un buen oral, y ahora la joven le agradecía cada día por ello.
Después de un largo día en la oficina, mi amiga vino a mi apartamento a besos unos tragos y terminamos teniendo una noche inolvidable.
La pechugona recepcionista del edificio lo hacía sonrojar cada vez que le preguntaba por su día, pero no podía evitar sentirse atído por ella.