La madrastra de Juan era una mujer imponente, con una voz que hacía temblar las paredes y un cuerpo que lo volvía loco.
me voy debajo de la mesa y se lo chupo a mi novio mientras todos cenan y después me folla sobre la mesa de la cena
antes de irse a trabajar la cojo duro en la puerta de la casa y la mando a la calle con su coño bien untado