La hijastra de Juan era tan estrecha que a veces tenía que pedirle que se relajara un poco para poder entrar.
Después de un largo día de clases, mi colegiala vecina me invitó a su apartamento para relajarnos, pero terminamos tensando aún más la situación.
La hijastrastra estaba tan estrecha que él tenía que ir despacio para no lastimarla, pero una vez que ella se relajaba, se entregaba por completo.