Cada roce de piel en el apartamento encendía un fuego ardiente y una determinación inquebrantable de no detenerse hasta que ambos estuvieran completamente satisfechos.
La amiga lo tomó de la mano y lo llevó a su habitación, con una mirada llena de determinación y un deseo irresistible de continuar hasta que él quedara completamente satisfecho.
Con cada caricia en el apartamento, aumentaba la intensidad del deseo y la decisión de no parar hasta que ninguno de los dos pudiera resistir más.
La amiga lo tomó de la mano y lo llevó a su habitación, con una mirada llena de determinación y un deseo irresistible de continuar hasta que él quedara completamente satisfecho.
La novia guió al novio con suavidad pero determinación, dejando en claro que esa noche ella sería la encargada de llevarlos a nuevas alturas de placer.
En el estrecho espacio del apartamento, ella lo condujo hacia un camino de placer inigualable, con la determinación de no parar hasta que él alcanzara el clímax más intenso de su vida.