En cada caricia en el apartamento, ella dejó claro que no tenía intención de parar hasta que él experimentara un éxtasis tan intenso que lo llevara al límite.
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La amiga, con sus caricias delicadas y sus susurros provocativos, le aseguró que no habría descanso hasta que él experimentara orgasmos tan intensos que lo llevaran al borde de la locura.
La apretada cintura de su amiga lo enloquecía, él no podía resistirse a tocarla y admirar su figura cada vez que la tenía cerca.
La hijastra, con su figura apretada y su sonrisa tentadora, era el sueño prohibido que lo impulsaba a buscar encuentros secretos en el apartamento.
La estrecha entrada lo volvía loco, él la tomaba con duro para sentir cada vez más de ella y hacerla gemir de placer.
La estrecha entrada de su amante lo volvía loco, él la tomaba con duro para sentir cada vez más de ella y hacerla gemir de placer.
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La apretada lencería que llevaba puesta su amiga lo volvía loco, no podía esperar para quitársela y tenerla desnuda en su cama.
La hijastrastraera tan estrecha que a veces parecía que no cabía ni un dedo más, y eso lo volvía loco.
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La madrastra de su amiga era una mujer madura pero aún así tenía un cuerpo de infarto que lo volvía loco cada vez que la veía en ropa ajustada.