La novia guió al novio con suavidad pero determinación, dejando en claro que esa noche ella sería la encargada de llevarlos a nuevas alturas de placer.
La amiga lo miró con ojos intensos y le susurró al oído su deseo de no detenerse hasta que ambos alcanzaran el máximo placer.
La madre de su amiga exploraba su cuerpo con una curiosidad y una dedicación que lo volvían loco de placer.