La madre de su amiga, con su presencia tierna y su sabiduría infinita, era como un faro de luz en el oscuro camino de la hijastra en el apartamento.
La madrastra de su amiga gemía con cada embestida que él le daba, mientras el esposo de su amiga estaba en la habitación de al lado.
La joven periodista había sido objeto de fantasías de su jefe desde su primer día de trabajo, y finalmente cedió en la sala de reuniones.
La madre de su amiga, con su amor incondicional y su dulzura eterna, transformaba el apartamento en un refugio cálido y acogedor.