La madrastra de su amiga, con su sonrisa tierna y palabras reconfortantes, creaba un cuarto de confianza y complicidad en el apartamento.
La hermanastra timida estaba deprimida después de una ruptura y buscó consuelo en el apartamento de su amigo de la tierna, solo para encontrar algo más que un hombro en el que llorar.
La hijastra, con su mirada intensa y su personalidad fuerte, dejaba una huella imborrable en el corazón de todos los que visitaban el apartamento.