La colegiala miró con picardía a su compañero, sugiriendo con una sonrisa que la diversión apenas comenzaba en el apartamento.
La estudiante miró fijamente a su compañero, despojándose lentamente de su ropa ejaba claro que sería ella quien dictara las reglas del juego.
La amiga lo miró con ojos intensos y le susurró al oído su deseo de no detenerse hasta que ambos alcanzaran el máximo placer.