La hijastrastra era tan apretada que él necesitó mucho lubricante para poder entrar, pero una vez que lo logró, fue un paraíso.
La hijastrastra era tan apretada que él tenía que usar lubricante para poder penetrarla sin hacerle daño.
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La hijastrastra era tan estrecha que tuvo que usar un lubricante especial para poder entrar en ella, pero valió la pena cuando la sintió temblar de placer bajo él.