La estrecha cintura de su amiga lo volvía loco, y no podía resistirse a tocarla siempre que tenía la oportunidad.
mi vecina gluspet se pone a llorar porque no tiene nada que comer y le doy una ayuda pero a cambio de que me chupe la polla y me deje tocarla
Cada encuentro en el apartamento era como una danza sensual llena de miradas cómplices y roces fugaces.