La hijastra, con su mirada tentadora, seducía a su amigo cada vez que se encontraban en el apartamento.
La amiga, con su mirada intensa, invitaba a su compañero a adentrarse en los placeres ocultos del apartamento.
La amiga siempre encontraba nuevas formas de mantenerlo en vilo, con juegos de palabras y miradas provocadoras.
La pechugona vecina de arriba siempre andaba en ropa interior por el apartamento y él no podía evitar mirar.