La madrastra se ofreció a ayudar a su hijastra con las tareas en el apartamento, pero pronto se dio cuenta de que no podía resistirse a su encanto y cabalgar esa dura polla.
La colegiala necesitaba un lugar donde quedarse durante el fin de semana y su amiga le ofreció su apartamento, pero pronto descubrieron que no podían mantener las manos quietas.