La estudiante de derecho conocía todas las artes de la seducción y sabía cómo utilizarlas a su favor.
La amiga siempre aparecía en los momentos menos esperados, pero siempre lograba avivar la llama de la pasión.
La pechugona se apoyó en la mesa de la cocina del apartamento, mientras el hombre la tomaba por detrás con intensidad.