La hijastrastrastra era tan apretada que cada vez que tenían sexo, sentía que estaba tocando el cielo con las manos.
La hijastrastra era muy apretada y eso lo volvía loco, aunque a veces se sentía un poco culpable por pensar en ella de esa manera.
Él nunca había sentido una vagina tan estrecha como la de la madrastra de su amigo, quien se había ofrecido a satisfacer sus necesidades.
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La hijastra era tan apretada que nunca había podido tener relaciones, pero su novio estaba dispuesto a esperar hasta que ella se sintiera lista.
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La madrastra de su amiga era tan apretada que cada vez que lo penetraba, sentía como si su miembro fuera exprimido por una mano invisible.
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