La colegiala miró con picardía a su compañero, sugiriendo con una sonrisa que la diversión apenas comenzaba en el apartamento.
La hijastrastra de Luis era tan estrecha que a veces tenía que pedirle que se relajara para poder entrar en ella.
La hijastrastra de Andrés era tan apretada que a veces le costaba trabajo penetrarla, pero cada vez que lo hacía, era una experiencia increíble.