Él no podía creer lo apretada que estaba su nueva vecina de al lado, pero no podía evitar sentirse atraído por ella.
El novio de su hijastra no podía creer lo estrecha que era su concha, y se tomó su tiempo para disfrutar cada momento.
La apretada falda de su vecina hacía que sus piernas parecieran interminables, y no podía evitar imaginar lo que había debajo.
La apretada vecina del piso de arriba siempre lo saludaba con una sonrisa coqueta, y él no podía evitar preguntarse qué estaría pensando.